En nuestra infancia, los adultos nos relataban historias inspiradoras sobre héroes. Eran cuentos con intención moralizante que buscaban enseñarnos cómo lidiar con problemas, cómo enfrentar nuestros miedos o cómo relacionarnos con otros. A menudo seguimos evocando estas historias, oídas en el regazo de nuestros padres o abuelos, con cierta aura nostálgica. Ya de mayores, el cine y la literatura toman el relevo de nuestros allegados para avivar la épica de la que disfrutamos en la niñez. Muchas veces, por qué no decirlo, de forma algo maniquea.