Algún día, esperamos, hablaremos de esta época y del coronavirus como una anécdota lejana, de las que puede uno contar con la confortable sensación del peligro dejado atrás. Ese día nos contaremos unos a otros lo que hicimos, la novedosa e inquietante sensación de un país en estado de emergencia, lo extraño de ver a los españoles, tan callejeros, encerrados en su casa. Narraremos, añadiendo un poco de épica al asunto, los aplausos en los balcones y la generosidad de los trabajadores que …