Al PP le benefician las terceras elecciones, sobre todo si la opinión pública percibe que no las ha provocado. Por tanto, este movimiento nos beneficia a priori. El PP podría conseguir 150 o 160 escaños con lo que tendría mucha más fuerza que ahora en el Parlamento.
¿Cuáles son los inconvenientes? Pues, aunque a corto plazo puede estar muy bien eso de tener mayor representación parlamentaria y no depender del PSOE, los inevitables recortes que todavía han de aplicarse pueden perjudicar al PP que se quedará prácticamente solo para defenderlos (Ciudadanos ni lo cuento ya). Por ello puede interesar más la situación actual en la que el PSOE tenga que bajar a la arena de la gobernabilidad.
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