[Arthur Schlesinger, jr. | 01.11.97] La democracia en el siglo XXI debe entendérselas con las presiones de la raza, la tecnología y el capitalismo, y hacer frente a las frustraciones y ansias espirituales generadas en el vasto anonimato de la sociedad global. La gran fortaleza de la democracia es su capacidad de autorreforma. Para ellos son esenciales un diagnóstico y una guía inteligentes. “Quizá ninguna forma de gobierno –dijo el historiador y diplomático lord Bryce– necesite tanto como la democracia de grandes dirigentes".
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