Todo comenzó hace veinte meses con miles de jóvenes que, enarbolando la bandera siria, se manifestaban –y se manifiestan– en favor de la dignidad, la democracia y la justicia social y que fueron baleados, encarcelados y torturados por una dictadura que hoy bombardea desde el aire todo el territorio de Siria. Todo, salvo el Golán ocupado por Israel.
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