Hace 10 años | Por vetusta a blogs.publico.es
Publicado hace 10 años por vetusta a blogs.publico.es

Esos desproporcionados salarios, muchas veces por encima de los que puede llegar a ganar un emprendedor, no los pone “el mercado” ni los accionistas de las empresas sino los propios directivos, aprovechando la fragmentación accionarial.Ellos arguyen e incluso creen merecer todo cuanto ganan y se comparan con los crack del futbol, que no les van a la zaga en salario. Y la comparación no está vacía de contenido. Creo que también por aquí, si alguien propusiera limitar el salario de los futbolistas, y eso pudiera poner en peligro que los ronaldos

Comentarios

gale

#5 Sí lo he leído y no estoy de acuerdo con lo que dice.

Yo me refiero a los sueldos de las entidades 100% privadas, no de las Cajas de Ahorro.

Asecas

No se debe limitar el salario máximo, pero si los sobre-sueldos, los sueldos por varios cargos públicos y esas cosillas que hacen todos los corruptos de nuestra clase política. Que Steve Jobs tuviese un sueldo millonario no es el problema, esos ricos si se han currado algo para ganar tanta pasta.

gale

No veo la necesidad de limitar el sueldo de los directivos de entidades 100% privadas.

vetusta

#4 Dile eso a los estafados por Blesa en Caja Madrid o a los trabajadores de Diaz Ferrán despedidos o a los de las preferentes de Novagalicia mientras los directivos saqueaban la entidad. Creo que no leíste el artículo.

Fingolfin

La raíz de todo esto está en la silenciosa y poco comentada "revolución gerencial", según la cual los capitalistas dejaron de gestionar empresas para ceder ese trabajo a unos gerentes que se ocupan de la gestión de la empresa, mientras el capitalista renuncia a mancharse las manos para pasar a concentrarse exclusivamente en la rentabilidad de su capital:

" Justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, James Burnham formuló de forma articulada lo que ya era un lugar común cuando proclamó que la ya se había producido y que estaba a punto de culminar con la victoria de los gestores. Puede que los beneficios, sugería Burnham, siguieran afluyendo igual que antes a los bolsillos de los propietarios, pero la gestión cotidiana de los asuntos se había convertido en prerrogativa de los gestores, y nadie osaría interferir ni desearía hacerlo nunca más. Puede que algunos de estos gestores poseyeran acciones de las compañías que administraban; puede que algunos fueran, desde el punto de vista legal, empleados puros y simples, pero esto era irrelevante para la distribución del poder. El poder consiste en la toma de decisiones y está en manos de quienes las toman. Por tanto, el poder pertenecía a los gestores.

Transcurrieron unas pocas décadas, vividas a la sombra de la destrucción de la guerra y la reconstrucción de la postguerra, y se evidenció que había llegado el momento de que los gestores se desprendieran de los incómodos y engorrosos deberes gerenciales que previamente habían descargado sobre sus hombros los propietarios titulares del capital. Los gestores se dispusieron a trabajar en serio para repetir el acto de escamoteo de los propietarios del capital. Después de la era de la , habían llegado los tiempos de la . Las épocas de alta velocidad y aceleración, de reducción de los términos de compromiso, de , y . Los tiempos en los que se permanecería juntos sólo , mientras (que nunca dura mucho).

Desregulación es la palabra de moda y el principio estratégico elogiado y aplicado activamente por cualquiera que tenga poder. Hay demanda de desregulación porque los poderosos no desean ser : tener limitada su libertad de elección y constreñida su libertad de movimientos.
"

Cita copiada de http://laproadelargo.blogspot.com.es/2012/12/steve-jobs-paradigma-de-nuestra.html

Bajo esta concepción los sueldos de los directivos son un sueldo más, parte de la masa salarial a ojos del capitalista accionista. Al capitalista no le importa cómo se repartan la masa salarial, tan sólo se preocupan de la masa salarial total, es decir, de los beneficios y de la renta de su capital. El sueldo de los gestores pasa a ser algo secundario.

La consecuencia ha sido que los trabajadores directivos han redistribuido la masa salarial a sus bolsillos en forma de sueldos y bonuses absolutamente extravagantes e injustificados, que ellos intentan esconder justificándolos como recompensa merecida y determinada por el libre mercado, pero que en realidad se articula detrayendo su sueldazos abusivos de los salarios del resto de trabajadores. Y como el gestor ya no es necesariamente dueño de la empresa, el estado de la empresa a largo plazo le importa poco, a él le importa lo suyo, su sueldazo, y le basta aguantar un puñado de meses más en el puesto para tener la vida solucionada para él, sus hijos y nietos. A los demás trabajadores, mientras tanto, se les anestesia con la fantasía de la posibilidad de ascender algún día y formar parte del selecto círculo de elegidos para disfrutar del sueldazo.

Una de las consecuencias de esta voracidad abusiva de los directivos ha sido el desmantelamiento de la gradación salarial y funcional que solía haber en las empresas: Hoy se empuja hacia un modelo donde predominan un puñado de directivos con sueldazos abusivos, mientras que en el resto de la empresa los salarios se uniformizan entre todos los niveles, para así poder colaborar a la mayor gloria de los sueldazos directivos.

vetusta

Hasta hace bien poco, y quizás ahora alguno también, siga justificando los sueldos astronómicos de algunos directivos con el argumento de que pertenecen a entidades privadas. Claro que después de lo de Blesa, Díaz Ferrán, los de Novagalicia y tantos otros, cada vez hay más gente, afortunadamente, a la que ya no se les engaña tan fácilmente.

s

#1 Al final, una gran compañía con la propiedad distribuida entre miles de pequeños accionistas acaba pareciéndose a una entidad pública: no hay un jefe que mire por los intereses de la compañía sino un gerente que a lo sumo tiene un 2 o un 3% de las acciones y que cuando tiene que decidir entre su bolsillo y el bien de la compañía, opta por lo primero.

Hoy en día, un puesto en el consejo de administración de una gran compañía es el gran chollo. Nadie sabe qué haces realmente ni si has demostrado méritos más allá de ser el favorito de alguien. En España sobran ejemplos de expolíticos, miembros del OPUS o de otras organizaciones de poder que se reparten estos puestos, en los que se puede ganar 200.000 o 300.000 euros fácilmente, sólo por ir a las juntas (o ni eso).

Yo estoy a favor de un cierto liberalismo, de que si un emprendedor lucha por su negocio y lo tira adelante pueda ganar mucho dinero gracias a su éxito. Pero los salarios de los directivos son otra cosa muy diferente: son los sillones de la casta, de esos que tienen las agendas llenas de contactos de gente importante y ése es su único activo.

j

Si queda valores establecidos de salarios medios de los diferentes puestos, porque no va a existir salarios máximos. En un mismo puesto puede tener una gran diferencia de sueldos.

Si los salarios en la profesión (interprofesionales) quedan establecidos al obtener un puesto de trabajo:

http://www.salarios.eu/

Ya se está estableciendo un máximo. Todos defienden unos máximos no pasables. Sobre todo el empresario con respecto a los trabajadores. Los que se exceden o pretenden que no lo hayan, serán para ellos mismos. Pero de forma general y preguntando (sobre todo a los empresarios) dirán que sí respecto a otros y no respecto a ellos.

En definitiva sí debe de haber unos máximos legislados y quitar el doble rasero.

O bien trascender o tratar esta noticia solo para algunos.