El dominio chino sobre producción y recursos críticos para la transformación verde se ha vuelto un quebradero de cabeza: por un lado, necesitamos molinos, paneles solares y coches enchufables baratos para cumplir con la descarbonización pero a la vez se busca evitar una excesiva dependencia, y proteger las industrias nacionales frente a Pekín. China es responsable del 60% de la capacidad mundial de fabricación de turbinas eólicas, de más del 80% de la fabricación de células solares y de casi el 40% de la fabricación de bombas de calor...
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