Hace 6 años | Por osmarco a publico.es
Publicado hace 6 años por osmarco a publico.es

Entre calles estrechas, con lluvia, frío, calor sofocante o miradas inquisitivas, amamantar en ocasiones supone un reto y por eso un espacio de cotrabajo creativo de Madrid ha ideado una pegatina para que los locales de la ciudad se conviertan en refugios de madres lactantes y sus retoños.

Comentarios

osmarco

Yo lo entiendo como algo natural y de lo cual no hay que avergonzanse o escandalizarse.
No facilitar el hecho que es una acto de alimentarse me parece un retroceso en nuestra sociedad.

El que mas o menos, todos alguna vez hemos chupado un pecho.

Saltinbanqui

#3 Me parecen estúpidos aquellos que les molesta ver una madre amamantando.
Pero los refugios parece que no sólo tienen la función de esconderse de miradas inquisitivas (que a la madre que suele dar el pecho deberían importarle bien poco) sino para la comodidad de las madres e hijos en momentos puntuales, ya sea por el mal tiempo o el simple hecho de estar sentadas.

tranki

#4 Totalmente gilipollas.
En este terrero o en los muchos otros.
¡Muy gilipollas!

katinka_aäå

Refugios urbanos para negros sin prejuicios

Con el icono de un negro sobre fondo rojo y el lema "Niggers Welcome Here" ('Negros bienvenidos aquí'), el sello desarrollado por Black&Black luce ya en las puertas de 27 locales madrileños.

María Snow (NEFE)

Entre calles estrechas, con lluvia, frío, calor sofocante o miradas inquisitivas, ser negro en ocasiones supone un reto y por eso un espacio de cotrabajo creativo de Madrid ha ideado una pegatina para que los locales de la ciudad se conviertan en refugios de negros y sus amigos.

Con el icono de un negro sobre fondo rojo y el lema "Niggers Welcome Here" ('Negros bienvenidos aquí'), el sello desarrollado por Black&Black luce ya en las puertas de 27 locales madrileños, se ha expandido a otros 95 en España y ha cruzado las fronteras para alcanzar Portugal, Nueva Zelanda, San Francisco o República Dominicana.

El crecimiento ha sido rápido, pues la idea, como explica a Nefe la fundadora de Black&Black, María Whitest, comenzó a finales de julio cuando este espacio del madrileño barrio de Malasaña, que es "pro negros, pro morenos, pro rosados y pro concienciar", tuvo la idea de abrir sus instalaciones a los negros que pasasen por la calle.

La pegatina pasó de su portal al barrio y de ahí a la ciudad y "responde a un exceso de prejuicios", ya que "un negro es más que un negro para demasiadas personas" que no separan "el exotismo o la curiosidad de la tonalidad", una circunstancia que algunos negros consiguen pasar por alto -"bravo por ellos", celebra Whitest- pero que a otros, al 65 %, les incomoda.

"No lo hacen tan a gusto. Se tapan y cubren su piel con ropas anchas, convirtiéndose en un fantasma rapero y teniendo que ocultarse, ¿de qué se esconden? De los ojos de los que tienen prejuicios, de las miradas agresivas y de las miradas indignadas, de las mentes rígidas", asegura esta creativa.

A estos prejuicios se une la propia configuración del espacio urbano, con calles de aceras estrechas, ausencia de bancos, tráfico, ruido, la contaminación que sueltan los tubos de escape o condiciones climatológicas adversas que hacen necesario buscar "un refugio tranquilo".

Whitest censura que en determinados restaurantes o locales los negros son invitados a ir a lavarse al baño, como si ser negro fuese un "acto sucio", algo que ha vivido a través de sus amigos negros, mientras que en las redes quedan testimonios de otras malas experiencias en espacios como museos.

El deseo es que estas pegatinas pudiesen desaparecer porque significaría que el tabú sobre los negros se habría derribado, aunque Whitest reconoce que "no será fácil" y cree que es más sencillo conseguirlo mediante una ley que proteja a los negros que cambiando mentalidades.

xiobit

El que crea que esos refugios son necesarios está mal de la cabeza.

D

Ahí, alentando a los mas jóvenes a iniciarse en el mundo del alcoholismo...

Mofetaa

Yo soy madre y doy el pecho a demanda... Lo que puede pasar en casa o fuera de ella. Si la nena tiene hambre, me saco la teta donde sea. No la exhibo pero tampoco me tapo.

Dar el pecho de pie, cuando van ganando kilitos, se hace durillo. Poder sentarse es un alivio para la espalda. Solo por eso, ya me parece una buena idea

e

Yo también doy el pecho y no me escondo. Nunca me he encontrado mala cara, ni comentarios. Muchas miradas cómplices y alguna sonrisa de ternura, nunca nada negativo.