Aunque en el Medievo ya existía una importante red de santuarios de carácter más o menos local, los tres “destinos internacionales” preferentes eran, primero, Jerusalén y Roma, y más tarde Santiago de Compostela, en el extremo occidental del mundo conocido...Quien peregrinaba llegó a gozar de una consideración especial, amparado por leyes específicas. Además, en el plano de la redención, a partir de los siglos XI-XII se asistió a un nuevo panorama ante las primeras indulgencias otorgadas a quienes asistían a las Cruzadas.
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