«Es una práctica de siglos. Para acabar con ello hace falta voluntad política. Para los políticos no es una prioridad: los niños no votan, no tienen voz, y eso es clave. Los políticos piensan que si tenemos buenas infraestructuras, este problema desaparecerá, pero es más complejo: hacer una escuela no quiere decir que automáticamente los niños vayan a asistir. Los niños son los trabajadores más baratos, y eso para el mercado cuenta». Entrevista con Kailash Satyarthi, presidente de la Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil.
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