València ha sufrido una inmensa tragedia. Muerte, destrucción, impotencia, rabia y un futuro amenazador. Una de las conclusiones más terribles es tomar conciencia de vivir en una zona muy vulnerable por exposición a cataclismos climáticos. Pero lo primero es solidarizarse con el dolor de todas las víctimas; luego analizar a fondo lo sucedido para que no vuelva a repetirse. Ha habido tres grandes problemas: el contexto de cambio climático, una planificación urbanística irracional y una funesta gestión de la catástrofe.
|
etiquetas: dana de valència , aprender , catástrofe , urbanismo , mediterráneo