Poco más de 100 años separan el momento en que César, victorioso en la guerra civil, es nombrado dictator perpetuus (45 a.C.) de aquel en que el emperador Nerón, caído en desgracia, se ve obligado a suicidarse (9 de junio de 68): un siglo clave en la historia de Roma. Durante ese tiempo, una misma familia, la Julio-Claudia –de la que el primero fue antecesor y el segundo, su último representante–, regiría los destinos del mundo occidental a través del Imperio Romano, que puso fin a casi cinco centurias de gobierno republicano.