El monte Ceceri, cerca de Florencia, es la meca de los emprendedores entusiastas. En su cumbre, el 17 de abril de 1506, Tommaso Masini se montó en el ornitóptero diseñado por Leonardo da Vinci, corrió, saltó al precipicio, agitó los brazos y pedaleó para mover arriba y abajo, arriba y abajo, las alas del aparato, voló unos metros y se estrelló. Solo se rompió una pierna.