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#4:
#3 Un error muy común es pensar que cuando cambian las condiciones del medio es cuando hay que empezar a esperar que se produzca una mutación beneficiosa para esas nuevas circunstancias.
Y eso no es así.
La mutación que hace que unos individuos estén mejor adaptados al nuevo medio que al anterior puede haberse producido hace miles de años y estar latente por no ser hasta entonces beneficiosa ni perjudicial. Es cuando el medio cambia que esos individuos pasan de no tener ninguna ventaja a tenerla, y es entonces cuando esos individuos tienen mayores probabilidades de reproducirse. Por lo que esa mutación beneficiosa de hace miles de años ahora ya sí se empieza a extender como la pólvora por esa especie.
Y eso no es así.
La mutación que hace que unos individuos estén mejor adaptados al nuevo medio que al anterior puede haberse producido hace miles de años y estar latente por no ser hasta entonces beneficiosa ni perjudicial. Es cuando el medio cambia que esos individuos pasan de no tener ninguna ventaja a tenerla, y es entonces cuando esos individuos tienen mayores probabilidades de reproducirse. Por lo que esa mutación beneficiosa de hace miles de años ahora ya sí se empieza a extender como la pólvora por esa especie.
#1:
Traducción automática:
Cuando una cucaracha macho tiene muchas ganas de aparearse con una hembra, mueve el culo hacia ella, abre las alas y le ofrece una comida casera: azúcares y grasas aplastadas de su glándula tergal. Mientras la encantadora dama mordisquea, el macho se aferra a ella con un pene mientras otro pene le entrega un paquete de esperma.
Si todo va bien, el revolcón de una cucaracha puede durar unos 90 minutos. Pero cada vez más, el coito de las cucarachas va muy, muy mal, y está contribuyendo a que las poblaciones de cucarachas en algunos lugares sean más difíciles de vencer con pesticidas convencionales.
En 1993, unos científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte descubrieron un rasgo en la cucaracha alemana, una especie que habita en todos los continentes excepto en la Antártida. En concreto, estas nuevas cucarachas parecían no tener afecto por una forma de azúcar llamada glucosa, lo que resultaba extraño porque -como sabe cualquiera que haya luchado alguna vez contra una infestación de cucarachas- éstas normalmente no se sacian del dulce.
Entonces, ¿de dónde salieron estas nuevas cucarachas conscientes de la salud?
Parece que las creamos por accidente, después de décadas de intentar matar a sus ancestros con polvos dulces y líquidos con veneno. Las cucarachas que ansiaban los dulces se comían el veneno y morían, mientras que las menos aficionadas a la glucosa evitaban las trampas mortales y sobrevivían lo suficiente como para reproducirse, pasando así ese rasgo a la siguiente generación de cucarachas.
"Cuando pensamos en la evolución, solemos imaginarnos a los animales salvajes, pero en realidad también ocurre con los pequeños animales que viven en nuestras cocinas", afirma Ayako Wada-Katsumata, entomóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
La Dra. Wada-Katsumata y sus colegas acaban de introducir otra arruga en la historia de las cucarachas: Según un estudio publicado este mes en la revista Communications Biology, el mismo rasgo que podría ayudar a una cucaracha hembra a evitar los cebos venenosos de sabor dulce también hace que sea menos probable que se quede y se aparee con los machos normales de las cucarachas.
Esto se debe a que la saliva de las cucarachas es capaz de descomponer rápidamente los azúcares complejos, como los que se encuentran en la oferta de cortejo del macho, y convertirlos en azúcares simples, como la glucosa. Por eso, cuando una de estas hembras ávidas de glucosa da un mordisco al regalo nupcial del macho, éste se vuelve literalmente amargo en su boca, y ella sale corriendo antes de que él pueda completar la maniobra de cierre del doble barril.
"¡Genial!", puedes estar pensando. "Cuantas menos cucarachas se enganchen, menos infestaciones tendremos". No tan rápido, dicen los investigadores.
"En cuanto a cómo afectará esto a la población, es realmente complicado", dijo la Dra. Wada-Katsumata.
Esto se debe a que, a pesar de los impedimentos, las cucarachas reacias a la glucosa siguen encontrando formas de actuar.
En experimentos de laboratorio, la Dra. Wada-Katsumata y sus colegas demostraron que las hembras con aversión a la glucosa son más esquivas a los machos que las cucarachas de tipo salvaje, que es como los investigadores llaman a las cucarachas sin aversión a la glucosa. Sin embargo, también descubrieron que los machos con aversión a la glucosa parecen compensar esto con una transición más rápida hacia el sexo después de ofrecer su regalo.
"Las hembras con aversión a la glucosa pueden pasar, digamos, tres segundos alimentándose de la secreción del macho", explica Coby Schal, distinguido profesor de entomología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y autor del estudio. "El macho de tipo salvaje no responde en tres segundos. El macho con aversión a la glucosa sí".
Los investigadores tienen incluso pruebas que sugieren que todas estas nuevas presiones están provocando cambios en la química del regalo nupcial del macho con aversión a la glucosa, potencialmente para que pueda seguir atrayendo a las hembras.
Desde una perspectiva científica, la saga del azúcar de la cucaracha alemana muestra cómo los humanos pueden impulsar tanto la selección natural -las cucarachas que sobreviven a nuestras trampas de veneno- como la selección sexual -las cucarachas con aversión a la glucosa que ya no quieren aparearse con las cucarachas que siguen ofreciendo bocados dulces-.
"Creo que eso es lo que hace que esto sea tan convincente", dijo el Dr. Schal. "La idea de que los humanos imponemos una selección muy fuerte a los animales que nos rodean, especialmente dentro de nuestra casa, y que los animales responden no sólo con cambios fisiológicos, sino también con cambios de comportamiento".
La buena noticia para los consumidores es que los fabricantes de plaguicidas comparten el entusiasmo de la Dra. Wada-Katsumata y el Dr. Schal por entender la evolución de las cucarachas, y están cambiando activamente sus fórmulas para matarlas para alejarse de la glucosa. Pero dada la novedad de esta investigación, los cambios tardarán en llegar a los productos de nuestras estanterías.
"Lo peor que se puede tener como producto es un cebo que no se coman las cucarachas", dijo el Dr. Schal.
Cuando una cucaracha macho tiene muchas ganas de aparearse con una hembra, mueve el culo hacia ella, abre las alas y le ofrece una comida casera: azúcares y grasas aplastadas de su glándula tergal. Mientras la encantadora dama mordisquea, el macho se aferra a ella con un pene mientras otro pene le entrega un paquete de esperma.
Si todo va bien, el revolcón de una cucaracha puede durar unos 90 minutos. Pero cada vez más, el coito de las cucarachas va muy, muy mal, y está contribuyendo a que las poblaciones de cucarachas en algunos lugares sean más difíciles de vencer con pesticidas convencionales.
En 1993, unos científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte descubrieron un rasgo en la cucaracha alemana, una especie que habita en todos los continentes excepto en la Antártida. En concreto, estas nuevas cucarachas parecían no tener afecto por una forma de azúcar llamada glucosa, lo que resultaba extraño porque -como sabe cualquiera que haya luchado alguna vez contra una infestación de cucarachas- éstas normalmente no se sacian del dulce.
Entonces, ¿de dónde salieron estas nuevas cucarachas conscientes de la salud?
Parece que las creamos por accidente, después de décadas de intentar matar a sus ancestros con polvos dulces y líquidos con veneno. Las cucarachas que ansiaban los dulces se comían el veneno y morían, mientras que las menos aficionadas a la glucosa evitaban las trampas mortales y sobrevivían lo suficiente como para reproducirse, pasando así ese rasgo a la siguiente generación de cucarachas.
"Cuando pensamos en la evolución, solemos imaginarnos a los animales salvajes, pero en realidad también ocurre con los pequeños animales que viven en nuestras cocinas", afirma Ayako Wada-Katsumata, entomóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
La Dra. Wada-Katsumata y sus colegas acaban de introducir otra arruga en la historia de las cucarachas: Según un estudio publicado este mes en la revista Communications Biology, el mismo rasgo que podría ayudar a una cucaracha hembra a evitar los cebos venenosos de sabor dulce también hace que sea menos probable que se quede y se aparee con los machos normales de las cucarachas.
Esto se debe a que la saliva de las cucarachas es capaz de descomponer rápidamente los azúcares complejos, como los que se encuentran en la oferta de cortejo del macho, y convertirlos en azúcares simples, como la glucosa. Por eso, cuando una de estas hembras ávidas de glucosa da un mordisco al regalo nupcial del macho, éste se vuelve literalmente amargo en su boca, y ella sale corriendo antes de que él pueda completar la maniobra de cierre del doble barril.
"¡Genial!", puedes estar pensando. "Cuantas menos cucarachas se enganchen, menos infestaciones tendremos". No tan rápido, dicen los investigadores.
"En cuanto a cómo afectará esto a la población, es realmente complicado", dijo la Dra. Wada-Katsumata.
Esto se debe a que, a pesar de los impedimentos, las cucarachas reacias a la glucosa siguen encontrando formas de actuar.
En experimentos de laboratorio, la Dra. Wada-Katsumata y sus colegas demostraron que las hembras con aversión a la glucosa son más esquivas a los machos que las cucarachas de tipo salvaje, que es como los investigadores llaman a las cucarachas sin aversión a la glucosa. Sin embargo, también descubrieron que los machos con aversión a la glucosa parecen compensar esto con una transición más rápida hacia el sexo después de ofrecer su regalo.
"Las hembras con aversión a la glucosa pueden pasar, digamos, tres segundos alimentándose de la secreción del macho", explica Coby Schal, distinguido profesor de entomología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y autor del estudio. "El macho de tipo salvaje no responde en tres segundos. El macho con aversión a la glucosa sí".
Los investigadores tienen incluso pruebas que sugieren que todas estas nuevas presiones están provocando cambios en la química del regalo nupcial del macho con aversión a la glucosa, potencialmente para que pueda seguir atrayendo a las hembras.
Desde una perspectiva científica, la saga del azúcar de la cucaracha alemana muestra cómo los humanos pueden impulsar tanto la selección natural -las cucarachas que sobreviven a nuestras trampas de veneno- como la selección sexual -las cucarachas con aversión a la glucosa que ya no quieren aparearse con las cucarachas que siguen ofreciendo bocados dulces-.
"Creo que eso es lo que hace que esto sea tan convincente", dijo el Dr. Schal. "La idea de que los humanos imponemos una selección muy fuerte a los animales que nos rodean, especialmente dentro de nuestra casa, y que los animales responden no sólo con cambios fisiológicos, sino también con cambios de comportamiento".
La buena noticia para los consumidores es que los fabricantes de plaguicidas comparten el entusiasmo de la Dra. Wada-Katsumata y el Dr. Schal por entender la evolución de las cucarachas, y están cambiando activamente sus fórmulas para matarlas para alejarse de la glucosa. Pero dada la novedad de esta investigación, los cambios tardarán en llegar a los productos de nuestras estanterías.
"Lo peor que se puede tener como producto es un cebo que no se coman las cucarachas", dijo el Dr. Schal.
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Traducción automática:
Cuando una cucaracha macho tiene muchas ganas de aparearse con una hembra, mueve el culo hacia ella, abre las alas y le ofrece una comida casera: azúcares y grasas aplastadas de su glándula tergal. Mientras la encantadora dama mordisquea, el macho se aferra a ella con un pene mientras otro pene le entrega un paquete de esperma.
Si todo va bien, el revolcón de una cucaracha puede durar unos 90 minutos. Pero cada vez más, el coito de las cucarachas va muy, muy mal, y está contribuyendo a que las poblaciones de cucarachas en algunos lugares sean más difíciles de vencer con pesticidas convencionales.
En 1993, unos científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte descubrieron un rasgo en la cucaracha alemana, una especie que habita en todos los continentes excepto en la Antártida. En concreto, estas nuevas cucarachas parecían no tener afecto por una forma de azúcar llamada glucosa, lo que resultaba extraño porque -como sabe cualquiera que haya luchado alguna vez contra una infestación de cucarachas- éstas normalmente no se sacian del dulce.
Entonces, ¿de dónde salieron estas nuevas cucarachas conscientes de la salud?
Parece que las creamos por accidente, después de décadas de intentar matar a sus ancestros con polvos dulces y líquidos con veneno. Las cucarachas que ansiaban los dulces se comían el veneno y morían, mientras que las menos aficionadas a la glucosa evitaban las trampas mortales y sobrevivían lo suficiente como para reproducirse, pasando así ese rasgo a la siguiente generación de cucarachas.
"Cuando pensamos en la evolución, solemos imaginarnos a los animales salvajes, pero en realidad también ocurre con los pequeños animales que viven en nuestras cocinas", afirma Ayako Wada-Katsumata, entomóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
La Dra. Wada-Katsumata y sus colegas acaban de introducir otra arruga en la historia de las cucarachas: Según un estudio publicado este mes en la revista Communications Biology, el mismo rasgo que podría ayudar a una cucaracha hembra a evitar los cebos venenosos de sabor dulce también hace que sea menos probable que se quede y se aparee con los machos normales de las cucarachas.
Esto se debe a que la saliva de las cucarachas es capaz de descomponer rápidamente los azúcares complejos, como los que se encuentran en la oferta de cortejo del macho, y convertirlos en azúcares simples, como la glucosa. Por eso, cuando una de estas hembras ávidas de glucosa da un mordisco al regalo nupcial del macho, éste se vuelve literalmente amargo en su boca, y ella sale corriendo antes de que él pueda completar la maniobra de cierre del doble barril.
"¡Genial!", puedes estar pensando. "Cuantas menos cucarachas se enganchen, menos infestaciones tendremos". No tan rápido, dicen los investigadores.
"En cuanto a cómo afectará esto a la población, es realmente complicado", dijo la Dra. Wada-Katsumata.
Esto se debe a que, a pesar de los impedimentos, las cucarachas reacias a la glucosa siguen encontrando formas de actuar.
En experimentos de laboratorio, la Dra. Wada-Katsumata y sus colegas demostraron que las hembras con aversión a la glucosa son más esquivas a los machos que las cucarachas de tipo salvaje, que es como los investigadores llaman a las cucarachas sin aversión a la glucosa. Sin embargo, también descubrieron que los machos con aversión a la glucosa parecen compensar esto con una transición más rápida hacia el sexo después de ofrecer su regalo.
"Las hembras con aversión a la glucosa pueden pasar, digamos, tres segundos alimentándose de la secreción del macho", explica Coby Schal, distinguido profesor de entomología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y autor del estudio. "El macho de tipo salvaje no responde en tres segundos. El macho con aversión a la glucosa sí".
Los investigadores tienen incluso pruebas que sugieren que todas estas nuevas presiones están provocando cambios en la química del regalo nupcial del macho con aversión a la glucosa, potencialmente para que pueda seguir atrayendo a las hembras.
Desde una perspectiva científica, la saga del azúcar de la cucaracha alemana muestra cómo los humanos pueden impulsar tanto la selección natural -las cucarachas que sobreviven a nuestras trampas de veneno- como la selección sexual -las cucarachas con aversión a la glucosa que ya no quieren aparearse con las cucarachas que siguen ofreciendo bocados dulces-.
"Creo que eso es lo que hace que esto sea tan convincente", dijo el Dr. Schal. "La idea de que los humanos imponemos una selección muy fuerte a los animales que nos rodean, especialmente dentro de nuestra casa, y que los animales responden no sólo con cambios fisiológicos, sino también con cambios de comportamiento".
La buena noticia para los consumidores es que los fabricantes de plaguicidas comparten el entusiasmo de la Dra. Wada-Katsumata y el Dr. Schal por entender la evolución de las cucarachas, y están cambiando activamente sus fórmulas para matarlas para alejarse de la glucosa. Pero dada la novedad de esta investigación, los cambios tardarán en llegar a los productos de nuestras estanterías.
"Lo peor que se puede tener como producto es un cebo que no se coman las cucarachas", dijo el Dr. Schal.
#1 "Mientras la encantadora dama mordisquea, el macho se aferra a ella con un pene mientras otro pene le entrega un paquete de esperma."
Puto bicho, asqueroso hasta para follar. Me ha venido a la cabeza Urotsukidoji al leer eso.
#7 Si te aferras a los detalles ... follar siempre es asqueroso, a todos los niveles, fluidos y filosoficos.
La naturaleza nos tiene que dar un placer determinado por algo tan vacuo como una distension fuerte energetica para que sin buscarlo seamos madres y padres, en lo que es un chantaje sensitivo de una ordinariez ATROZ.
Acabo de descubrir que el macho cucaracho es el salido con gabardina que cuando ve a una hembra se abre y le enseña todo el mondongo embadurnado de nata montada a ver si viene a comer...
Hasta las cucarachas se lo montan mejor que el meneante medio
#6 alguno llega con su Rolex (de los chinos), su hiundai coupé y su cartera llena de billetes de 10 euros y les dice "conmigo todo esto podría ser tuyo "
#6 amen
Me da igual
Para aquellos que tengas problemas para ver el artículo, aquí lo tenéis en Wayback Machine: https://web.archive.org/web/20220528012908/https://www.nytimes.com/2022/05/27/science/cockroach-sugar-sex.html
#15 De ahí mi comentario en #11
#17 perdona! No lo había visto
#15 puedes probar con #11 o con https://archive.ph/1cBXZ/embed
Son cucarachas healthy, claramente ven que les toca ser las siguientes dueñas del planeta y quieren estar en forma.
Si no les gusta el dulce, podríamos exterminarlas con un veneno amargo, que se yo, Cruzcampo....
#5 a saber en que mutarían.
#13 Andaluces?
#14 Querrás decir sevillanos... no me ofendas a las provincias anticruzcampo.
#27 Perdón, mea culpa.
#5 dejemos de tratar de abrir la caja de Pandora, por favor, que bastante llevamos ya...
Precisamente ayer leí en Reddit que hay un estudio que dice que la evolución es mucho mas rápida de lo que se creía.
https://www.reddit.com/r/science/comments/uz3kvl/after_the_examination_of_26_million_hours_of/
#3 Un error muy común es pensar que cuando cambian las condiciones del medio es cuando hay que empezar a esperar que se produzca una mutación beneficiosa para esas nuevas circunstancias.
Y eso no es así.
La mutación que hace que unos individuos estén mejor adaptados al nuevo medio que al anterior puede haberse producido hace miles de años y estar latente por no ser hasta entonces beneficiosa ni perjudicial. Es cuando el medio cambia que esos individuos pasan de no tener ninguna ventaja a tenerla, y es entonces cuando esos individuos tienen mayores probabilidades de reproducirse. Por lo que esa mutación beneficiosa de hace miles de años ahora ya sí se empieza a extender como la pólvora por esa especie.
#4 Acción Mutante.
Da gusto que nadie haya metido la cuña política de turno
#26 Tsss... invocaciones no, por favor.
Ya podrían evolucionar para hacerse más monas y de colores que no hay bicho que produzca más repulsión.. encima esas "domesticas" mini (alemana) son cuasi inmortales, es muy difícil acabar con ellas.. las grandes (americana y otras) son más sensibles a los venenos, pero las pequeñas parece que lo buscan intencionadamente para colocarse.. supongo que como la cucaracha alemana cría solo dentro de las casas básicamente (a diferencia de las otras que son más de calle y colarse en las casas luego) a base de selección se han hecho bastante inmunes a todos los insecticidas típicos..
Es su particular operación bikini para estar espléndidas una vez les toque heredar la tierra.
Cucarachas Carlos Ríos Rial Fud
#0 me sale muro de pago
Joder, cada cosa que descubro de las cucarachas hacen que me dan más grima.
Es una mezcla de admiración/odio, más odio que admiración, desde el momento en el que descubrí perplejo que no orinan.
Nos dan aversión natural y un repelús, cuando ves muchas juntas, al que cuesta sobreponerse no poco, pero seguramente tienen una función primordial es descomponer gran parte de nuestros residuos. Oh no, y podemos exterminarlas, si así es ya tardan.
Horrible muro de pago