Aun habiendo dejado atrás los peores estragos de la crisis inflacionista, con una tasa media que llegó alcanzar el 8,4% en 2022, ésta se ha seguido situando todavía por encima de los niveles de referencia, que el Banco Central Europeo fija en el 2%. En 2023 el dato medio se redujo al 3,5%, como consecuencia del abaratamiento de los precios de la energía y la normalización de algunos problemas vinculados a las cadenas de suministros; mientras que, en 2024, descendió al 2,8%, en el marco del mantenimiento de una política monetaria restrictiva