Imaginemos a Marcos, un adolescente de 16 años que asiste a un instituto donde, a pesar de estar rodeado de compañeros, se siente solo. En una tutoría, decide abrirse a su profesor, explicándole cómo se siente. Relata que se levanta sintiéndose desconectado, que durante las clases experimenta una sensación de aislamiento y en su casa se encierra en su cuarto sin encontrar motivación para estar con sus amigos. Marcos confiesa que, a menudo, siente falta de apoyo en su entorno familiar y educativo, lo que hace que se cuestione su lugar.