Ya no queda mucho. Antes, me consolaba pensando que solo se publicaban las noticias "malas", las que atraían a lectores aviesos de carnaza. Me temo que ya no quedan de las buenas. En realidad, si quedan, y muchas. Pero son chispas de vida extraordinariamente pequeñas y con un impacto nulo. Tan solo proporcionan un segundo de satisfacción al portador, si llega. No es que nadie se preocupe de nadie. Es que los que se preocupan no tienen el momento para iniciar un cambio. Segundos maravillosos, aún fugaces. Que se pierden en el tiempo, como …