Publicado hace 10 años por Neomalthusiano a apuntesdedemografia.wordpress.com

El natalismo es una receta muy popular típica de la derecha, pero que también tienta al resto. Buen ejemplo es una reciente tribuna de Josefina Cruz Villalón en el País. Desconozco si es consciente de estarse alineando con el discurso del Vaticano, el del PP o el de Putin en Rusia, pero repite todos sus tópicos, los mismos que hace más de un siglo sostienen que Occidente tiene que hacer un esfuerzo por elevar la natalidad. El sonsonete natalista y antienvejecimiento se basa en falacias, y es importante que los demógrafos las desvelemos.

Comentarios

D

La población es la base de todo, y las descompensaciones traen problemas siempre. Tanto la descompensacion del exceso de nacimientos, que lleva a la escasez y el hambre, como el deficit de natalidad, que lleva a la constricción económica, son malos.

Ese término de "natalismo" suena a ideología, y creo que no es una ideología, sino cuestión de números y estadísticas. Las ideologías sobran.

D

Magnífico artículo: defender el natalismo es malo. Y le pone una maravillosa envoltura mezclándolo con otros que también lo han defendido, con mayor o menor éxito, con mejor o peor voluntad.

No dice porqué defender el natalismo es malo (como todos los demógrafos sabemos, es malo, a ver qué os creéis los políticos y los comentaristas), no dice cuáles son las consecuencias que llevan a su maldad, no dice porqué es malo, ni si hay alternativas razonables para los motivos que llevan a defenderlo a alguien,...

¿Lo más divertido? No tengo ni idea de si es bueno o es malo. Sí me preocupa una pirámide de población en la que hay más gente casi de mi edad que con diez años. Ciertamente la inmigración puede ser un fantástico mecanismo para pagar mi propia pensión dentro de unos años, pero como dice el mismo artículo, hoy no somos el país más atractivo del planeta.

Por cierto, sobre el mismo artículo: fomentar políticas en las que la mujer se sienta a gusto teniendo hijos (guarderías, protección laboral, conciliación familiar, donde estaría cuando yo tenía mis propios hijos y no podía verlos crecer,...), ¿todo eso no son políticas natalistas?

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#3 En el propio artículo:

Lo que conviene a cualquier población es que el tener o no tener hijos esté menos condicionado por la desigualdad social, económica y laboral, de modo que los hijos que se tienen sean resultado de una decisión consciente, cuanto más libre mejor (por cierto, aunque no sea ese su objetivo, en nuestro entorno y características, los países mas avanzados en esto resultan tener una mayor fecundidad que España).
A quien decide tener hijos, conviene facilitarle condiciones para alimentarlos, alojarlos, vestirlos, educarlos y darles atención y cariño, al margen de cuál sea estatus social, laboral, económico o cultural. Esa es la inversión de futuro de verdad para un país, la calidad de sus ciudadanos, no su número (nunca seremos tantos como los chinos… ¿y qué?).


Yo creo que está todo dirigido a expertos, y no al público en general. Hay que ir al índice de la derecha para ver qué se entiende aquí por natalismo y otros conceptos. Vista por encima la página, parece que aboga por un control demográfico enfocado a la calidad frente a la cantidad (ya sea para aumentarla o disminuirla) y tacha de catastrofistas por igual a quienes nos asustan con un mundo de viejos o con la superpoblación.

Entre aquéllos que quieren que nos esterilicemos todos para que la sobrepoblación no estropee el planeta y éstos que quieren que tengamos el doble de hijos porque la infrapoblación es la causa de todos los males, me temo que la demografía no va a poder deshacerse nunca de estos incendiarios.
http://apuntesdedemografia.wordpress.com/2010/07/16/las-falacias-eternas-en-demografia/

Me parece muy interesante. En particular esto:

Lo que ha ocurrido con la demografía española y mundial es una auténtica revolución en la manera que tienen las poblaciones de reproducirse, que ha elevado radicalmente su eficiencia cambiando cantidad de nacimientos por duración de las vidas, y liberado a la mujer de la ancestral sujeción al poder político, familiar o conyugal en su calidad de “fabricante de nuevas personas”

A mí me ha roto algunos esquemas.