Miles de milicianos apresados por las tropas franquistas vivieron durante años una segunda condena.A sus largas penas de cárcel sumaron horas y horas de trabajos forzados por el único delito de haber permanecido fieles a la República. Tendieron vías férreas. Abrieron carreteras. Levantaron pantanos. Restauraron pueblos destruidos por la guerra. E, incluso, se incorporaron como mano de obra barata a empresas de personajes cercanos al régimen. Todo ello con jornadas de sol a sol y a cambio de ranchos de sardinas, pan, mermelada y un poco de carne
|
etiquetas: salamanc , papeles , esclavos , franco