El sector conservador del Tribunal Constitucional (TC), opuesto al Estatut, planteó que el fallo se abriera con una declaración solemne sobre la existencia de una única nación española, unida de manera indisoluble. El sector progresista lo vio innecesario para fijar el ajuste del Estatut a la Constitución. Cabe decir, así, que el acuerdo en el TC sobre la reforma estatutaria no fue posible al producirse un choque frontal entre dos ideas de España. Manuel Aragón se sumó a la propuesta, secundado por Guillermo Jiménez, nuevo ponente.
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