Pablo y Pedro han vivido en primera persona las técnicas más extremas que aplican los caseros. La primera vez fue el pasado mes de junio. Ambos comparten piso en el barrio de Pacífico, distrito de Retiro. Mariano, su anterior arrendador, les comunicó con escaso margen que debían dejar su piso, en el que se habían visto obligados a aceptar un contrato de temporada irregular. Los de este tipo se renuevan anualmente y solo si así lo quiere el casero, de forma que no existen los cinco años de prórroga obligatoria como en el alquiler habitual. Una f  
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