El tema de la potabilidad del agua, como tantos otros problemas de salubridad que asolaban su pequeño pueblo, tenía su origen en la plaga de ratas que desde la capital se había ido extendiendo por todo el país. Inocencio, en calidad de alcalde y autonombrado inspector de plagas, lo asumía como un reto personal. Desde que ocupaba el cargo, las cuentas del ayuntamiento estaban más saneadas que nunca y lo mismo pensaba hacer con la plaga de esos sucios roedores. —Cariño, hoy me he escapado antes del consistorio ¿has visto...