Mi peor experiencia sexual

Je. Hace ya bastantes años, más de diez, me encontraba en una fiesta/festival en el que, al segundo día y de madrugada, un temporal salvaje arrancó mi tienda de campaña del suelo y la mandó volando a sabe Dios dónde. Me caía de sueño y me quería refugiar, porque hacía un frío de cojones y el alcohol estaba abandonando mi cuerpo.

Había conocido a una chica de dimensiones generosas que me había estado tirando los trastos toda la noche. No me atraía pero la mujer insistía y, cosa importante, tenía tienda de campaña. Así que con aquiescencia podríamos decir que me prostituí a cambio de un techo.

No obstante, al llegar a su tienda vi que no tenía esterillas, aunque sí un saco abrigoso. Pero la falta de esterillas fue mi perdición, en tanto la chica se me montó encima para el asunto sexual.

Siendo ella de un peso considerable, amén de fogosa, y estando la tienda en un terreno pedregoso, aguanté como un jabato mientras alguna puta piedra me machacaba los riñones. Tras el acto nos fuimos a dormir; pero al día siguiente amanecí con unos moratones terribles en los lumbares que me dejaron incapacitado para el resto del festival.

A día de hoy me la encuentro de cuando en cuando y tenemos una relación cordial; es una buena chica. Pero nunca le dije que lo que más me atrajo de ella fue su tienda de campaña, ni las secuelas físicas de esa noche.

Siendo técnico de ADSL de teleafónica, fui a casa de una clienta que no conseguía que su router funcionara.
Cuando me abrió la puerta, veo una moza de más de 1.80, muy delgada y con unos atributos fabulosos.
Le pregunto donde tiene el router, me indica sin más debajo de una televisión, y allí que me pongo a sacar cables, reiniciar router y toda la parafernalia habitual.

Cuando me giro para decirle que ya funciona, está medio desnuda en el sofá y pidiendo guerra.

Allá que voy, empezamos al lío, toca aquí, chupa allá... hasta que tiro mano abajo y sorpresa! Había un badajo.
Ya puestos... completé la faena y tan agusto.


Y todo este rollo me lo he inventado ahora mismito.

Yo una vez pasé la noche en casa ajena después de un fiestón épico de cumpleaños -yu nou waraimin- y todo fantástico... a excepción de que por la mñn temprano, sobre las 6, se escucha el sonido de una llave traquetear, una puerta de madera de estas viejas abrirse y, acto seguido, gritos de cabreo monumental de señora mayor.

Ipso facto, llevada por lo poco que me quedaba de raciocinio tras una noche tóxica, rodé como una croqueta por la cama para dejarme caer al suelo y volver a rodar debajo en sentido contrario, allá donde habitaban las pelusas cretácicas.

Estuve 2 horas en pelotari jugando al ajedrez con las bolas de pelo y otros restos random, aguantando la respiración y la risa, viendo cómo una y otra vez se asomaban por mi visión unos tobillos muy enfadados y gritones, con las varices marcadas por la ira. Tobillos, por cierto, que más tarde terminaron siendo" suegra" por unos cuantos años.

Es normal que sea tu peor experiencia sexual porque es una violación de libro:

"Cuando mis capacidades ya estaban bastante mermadas, me crucé con una chica que, sin mediar palabra, se me abalanzó y me plantó un beso en los morros."

"Me cogió de la mano y me arrastró, como quién arrastra un saco de patatas, hasta su cama. Todo bien, que yo recuerde"