#1 Rencor y soberbia. A un político no se le echa a no ser que lo cesen. El cargo no es suyo, ni por oposiciones ni por derecho divino o sucesorio. Se la eligió para realizar un trabajo, lo hizo y ahora eligen a otra persona.
Es crear drama por crearlo.
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Menos mal que Sánchez no necesitaba los votos de Hamas para gobernar