Este fue durante mucho tiempo el mecanismo narrativo de la Iglesia: si amas a Dios, paga las putas del cura. Paga el arreglo del tejado. Haz a la Iglesia heredera universal de tus bienes, porque así te dirán misas, y a tu alma le irá mejor, porque Dios acepta sobornos y desgrava infierno a cambio de dinero. Si amas Dios, pon velas, dona cuadros, compra bulas, suelta la pasta. Si amas a Dios, demuéstralo con la cartera , no sólo moviendo los labios. Un creyente es el que dona la finca, el que paga su diezmo, el que ofrece la primicia de su cosecha, …