«Esto es un carajal», comenta mosqueado Rajoy. «No es que me importen los escándalos, al fin y al cabo parece que nos empujan en intención de voto. Pero es realmente un coñazo si los valoras desde el día a día. Tenemos que dar constantemente ruedas de prensa aclaratorias, o inquebrantables muestras de adhesión, o protestas de absoluta confianza. A Cospedal le faltan horas del día para denunciar conspiraciones. Y en la intimidad, es horrible. Ayer llamé espía a un compañero que resultó ser corrupto, y no veas cómo se ofendió».
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