Hasta ahora, la inmigración era bien percibida tanto económica como socialmente por la derecha, ya que proveía de mano de obra asequible para los trabajos que no querían. Pero la inmigración cualificada es otra cosa. Si los hijos de las clases medias y medias altas se ven desplazados (o si sus salarios se devalúan) como efecto de la competencia de los inmigrantes de elevado poder adquisitivo, es probable que su percepción cambie. Antes, los inmigrantes se quedaban con los empleos mal pagados; ahora también les van a quitar los buenos.
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