Una empresa domiciliada en Chipre y las Seychelles, controlada por el británico John Hirst, que prometia rendimientos superiores al 20%, podria haber defraudado hasta 20 millones de libras a unos 150 residentes británicos de la isla. El esquema era el clasico: el tipo, bien conocido en la comunidad británica de la isla, recaudaba las inversiones gracias a su red de contactos personales y la confianza que generaba. Ahora ha desaparecido de Mallorca sin dejar rastro, alegando una leucemia. El caso es investigado por las autoridades británicas.
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