* Este artículo ha sido publicado el 24/02/2013 en el suplemento XL Semanal bajo el título erróneo “Los insultos duelen. Literalmente”. Reproduzco aquí el original, sin editar. "Esto le va a doler". Una combinación adecuada de palabras puede potenciar una sensación, cambiar nuestra forma de percibir, de pensar e incluso nuestra forma de caminar. Y un estado emocional puede hacer que un dolor se convierta en crónico. Cuando el médico nos pone una inyección, por ejemplo, una simple advertencia sobre lo que vamos a sentir puede provocar que sea má
|
etiquetas: dolor , palabras , periodismo sensacionalista
www.meneame.net/story/propaganda-goebbels-durante-segunda-guerra-mundi
Yo esto creo que lo he notado con algunos trolls con la lengua muy suelta, por aqui.
… » ver todo el comentario
¿De qué color son las nubes? Blancas.
¿De qué color es la nata montada? Blanca.
¿De qué color son los osos polares? Se ven blancos.
¿Qué beben las vacas? Le... ¡Hijo de puta!
Es decir, no hay inducción, sólo distracción y asociación previa (si tú no tuvieras hecha esa asociación, no habrías contestado así).
No sirve, por tanto, como ejemplo de inducir a una persona a pensar algo.
Si realmente te hubieran inducido a pensar en leche por decir… » ver todo el comentario
"El dolor es una construcción mental como muchas otras", añade Luis Martínez Otero, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante. Cuando las circunstancias lo requieren, y el cerebro considera que el dolor no va a ayudar a la supervivencia, está dispuesto a prescindir de él.
Me recuerda a algo que leí por ahí sobre el entrenamiento a agentes secretos en la resistencia al dolor y la tortura. Parece increible, y muy complicado, pero parece que hay gente capáz de dominarlo, de, como dice el artículo más adelante, desvincular el daño físico de un valor emocional. Nuestro cerebro es impresionante.
Yo me estoy volviendo majara, me encantan este tipo de cosas.
twitter.com/aberron/status/305592046448680960/photo/1