«En la plaza de España, gracias en parte a las terrazas, no se nota tanto, pero sí hay menos movimiento. Estamos muchos, suben las hipotecas, los jóvenes tienen hijos y a todo no se llega». Lo dice Iñaki Ochoa de Eribe tras la barra del bar La Unión, el primero que impuso la jornada parcial -sólo de mañana- en la hostelería del centro de la ciudad. En su caso, la «familia» se impuso al poteo y, aunque admite que, en un principio, a su clientela le chirrió la idea, a Ochoa de Eribe la fórmula le funciona.
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