Los 57 inmigrantes que llegaron el pasado domingo al puerto de Arguineguín (suroeste de la isla de Gran Canaria) son los protagonistas de una nueva vuelta de tuerca en el fenómeno de la inmigración en barcas de madera hacia Canarias: bombardearon con cócteles molotov y todo tipo de objetos a la patrullera Río Duero, de la Guardia Civil, que tiene su base en Mauritania, para evitar ser interceptados.
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