Hasta ahora, se sabe que trabajan para redes organizadas de adultos, casi con toda seguridad de nacionalidad rumana, que los distribuyen por la ciudad de Valencia a primera hora de la mañana y a última de la tarde. Los dejan en grupos de dos o tres y les exigen unas ganancias mínimas diarias. El mismo sistema que se emplea con las chicas que son obligadas a ejercer la prostitución en calles, rotondas y carreteras, según han confirmado a Levante-EMV fuentes conocedoras de los hechos.
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