Hace 15 años | Por antoniobr a diariodesevilla.es
Publicado hace 15 años por antoniobr a diariodesevilla.es

Una mujer sevillana sufre desde hace años la violencia de su hermano, menor de edad. Cada vez que acude a la policía o al 016, que tanto bombo y platillo le está dando el Gobierno, le dicen que ésos son "problemas familiares" y tras unas 200 (DOSCIENTAS) denuncias ha conseguido orden de alejamiento, que lógicamente no sirve para nada. ¿Cuántas madres, padres, abuelos y hermanos sufren este infierno? Pero parece que no tiene la misma rentabilidad política que la conyugal. Bibiana, toma nota, por favor.

Comentarios

kismet

Lo que hace falta es una ley integral contra la violencia doméstica y menos demagogia, tratando a los agresores por igual, a ser posible, duramente, es decir, de acuerdo con la Constitución. También hace falta prevención y muchas cosas más que legislar cara a la galería. Desde mi punto de vista, la violencia de género no existe, existe la violencia y los que la ejercen. ¿qué pasa, que un hombre que sufre la violencia de su señora, ya sea física o psicológica tiene menos derechos? ¿le duelen menos los golpes?, como son minoría, ¿tienen menos derechos?.

D

#2 Aqui en Meneame hay unos pocos pero muy ruidosos. Para ellos ser hombre es sinonimo de culpabilidad.

tocameroque

La entradilla lo dice todo. Los hijos, padres y hermanos pueden ser tan crueles o más que un marido/esposa...Bibi toma nota.

D

Integral es sinónimo de transversal en este caso.
Se refiere a que trata de legislar todo: la flexibilidad laboral, ventajas para acceder a la vivienda, ventajas para acceder a la función publica, ayudas economicas, asistencia psicologica, asistencia judicial etc.

Integral viene de entero.

No esta relacionado con el pan integral ni nada de eso.

D

No se por que legalmente se diferencia la violencio normal de la de genero ambos casos son violencia y punto. Lo demas es solo relevante si se les fuera a dar tratamiento psicologico.

romadono

Hay que acabar con la violencia, y desde luego ver con el nombrecito de marras de Violencia de Genero, una mala traducción del inglés adoptada por nuestros listísimos político: las personas tenemos sexo; son las palabras las que tienen género.