Alarcos pertenece ya a la historia de España, y pertenece a la historia de Asturias en la medida en que esta historia es una parte de aquélla, es decir, un eslabón de la historia universal. Hablamos de historia hoy con demasiada ligereza, por ejemplo, al hablar de «autonomías históricas». Sólo hay historia cuando hay historia universal, es decir, cuando los sucesos particulares están formalmente concatenados con el sistema de la historia universal. Cuando esto no ocurre, seguirá sin duda habiendo antropología, pero no historia.