Iker está convencido de que fue «a propósito». «Me disparó uno de frente, a menos de 30 metros, a malas, me estaba mirando fijamente, le vi hacerlo, apuntándome a los huevos, pero no sé quién de todos, será imposible saberlo», lamenta. Como resultado del impacto, relata,«me caí casi al suelo de rodillas, pude andar un poco y me alejé por miedo a que, encima de que no estaba haciendo nada, me detuvieran». Un amigo acompañó a Iker hasta su casa. «Me tomé un ibuprofeno y me puse hielo. Pero se fue hinchando cada vez más, hasta que a las tres de