Durante estos meses, Mazón ha protagonizado una fuga muy desesperada y a menudo obscena, en la que las mentiras, los cambios de versiones y la alternancia de registros y de tonos en el discurso, desde la zalamería hasta la amenaza, han sido la constante. Muchos le han dado por amortizado durante este tiempo, el PP ha vacilado y ha cambiado de parecer y de táctica con él a menudo, pero por ahora Mazón sigue a la presidencia de la Generalitat. Para él, esto es lo único que cuenta.