El halcón maltés
Alta, cimbreña, sin un solo ángulo. Se mantenía derecha y era
firme de pecho. Iba vestida en dos tonos de azul, elegidos pensando en los
ojos. El pelo que asomaba por debajo del sombrero azul era de color rojo
oscuro, y los llenos labios, de un rojo más encendido. A través de su
sonrisa brillaba la blancura de los dientes.
Él se levantó, saludó inclinándose y señaló con la mano de
gruesos dedos el sillón de roble junto a la mesa. También era alto, al menos de seis
pies de estatura. El fuerte declive redondeado de los hombros hacía que
su cuerpo pareciera casi cónico -no más ancho que gordo e impedía que la
americana recién planchada le sentara bien.
—Gracias —dijo la muchacha en un murmullo, antes de sentarse en el
borde de madera del sillón.
Spade se dejó caer en su sillón giratorio y le hizo dar un cuarto de
vuelta para quedar de frente a la muchacha, sonriendo cortésmente.
Sonreía sin separar los labios. Todas las uves de su rostro se hicieron más
largas. Dashiell Hammett
Puerta al verano
Un invierno mi gato y yo vivimos en una vieja granja de Connecticut. A Pet y a mí nos gustaba, la falta de agua corriente hacía que el alquiler fuese bajo. El inconveniente residía en que el lugar tenía once puertas que daban al exterior. Pet solía utilizar su propia puerta salvo cuando conseguía que yo le abriese una de las que utilizaban las personas lo cual era de su preferencia. Sin embargo nunca utilizaba su puerta cuando había nieve en el suelo. Los inviernos de Connecticut sólo son adecuados para las tarjetas de Navidad; aquel invierno Pet observaba regularmente su propia puerta negándose a salir debido a aquella desagradable sustancia blanca que había en el exterior y luego me hostigaba para que abriese alguna. Estaba convencido de que al menos una debía conducir a un tiempo de verano. Eso significaba que en cada ocasión tenía que ir con él a cada una de las once puertas, mantenerla abierta hasta que se convenciera de que también allí era invierno y luego pasar a la puerta siguiente mientras sus críticas a mi mala administración crecían en acritud con cada decepción. Pet nunca abandonó su búsqueda de la puerta al verano. Robert Heinlein https://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_al_verano