Hace 6 años | Por kanjiru
Publicado hace 6 años por kanjiru

Un invierno mi gato y yo vivimos en una vieja granja de Connecticut. A Pet y a mí nos gustaba, la falta de agua corriente hacía que el alquiler fuese bajo. El inconveniente residía en que el lugar tenía once puertas que daban al exterior. Pet solía utilizar su propia puerta salvo cuando conseguía que yo le abriese una de las que utilizaban las personas lo cual era de su preferencia. Sin embargo nunca utilizaba su puerta cuando había nieve en el suelo. Los inviernos de Connecticut sólo son adecuados para las tarjetas de Navidad; aquel invierno Pet observaba regularmente su propia puerta negándose a salir debido a aquella desagradable sustancia blanca que había en el exterior y luego me hostigaba para que abriese alguna. Estaba convencido de que al menos una debía conducir a un tiempo de verano. Eso significaba que en cada ocasión tenía que ir con él a cada una de las once puertas, mantenerla abierta hasta que se convenciera de que también allí era invierno y luego pasar a la puerta siguiente mientras sus críticas a mi mala administración crecían en acritud con cada decepción. Pet nunca abandonó su búsqueda de la puerta al verano. Robert Heinlein https://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_al_verano