Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros (Sócrates 400 a.C.)
¿Qué les pasa a nuestros jóvenes? No respetan a sus mayores, desobedecen a sus padres. Ignoran las leyes. Hacen disturbios enlas calles inflamadas con pensamientos salvajes. Su moralidad decae. ¿Qué será de ellos? (Platón 400 a.C.)
No veo esperanza para el futuro de nuestra gente si dependen de la frívola juventud de hoy en día, pues ciertamente todos los jóvenes son salvajes más allá de las palabras… Cuando yo era joven, nos enseñaban a ser discretos y respetar a los mayores, pero los jóvenes actuales son excesivamente ofensivos e impacientes a las restricciones. (Hesíodo 700 a.C.)
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El problema que tenemos en España es de los españoles, no es de los políticos, ni de los constructores, ni de los banqueros, ni de los sindicalistas, ni de los artistas, ni de Belén Esteban, ni de Laporta, ni de nadie. Es de todos los españoles. Somos una nación de vividores, el país de la picaresca. Acusamos con el dedo: mira qué hace Fabra, mira qué hace Zapatero. Pero son pocos los españoles que en su lugar no harían lo mismo. La única diferencia es que nosotros no tenemos el poder que ellos tienen y por eso hacemos menos daño. Pero la prueba de que haríamos lo mismo es que en nuestra vida diaria no nos comportamos honestamente, basta como ejemplo el video de los paraguas en la feria de Fitur. Si podemos copiar en los exámenos lo hacemos (en EE.UU. si tus compañeros se enteran de que copiaste en un examen no te hablan hasta que confieses al profesor). Falsificar facturas para conseguir subvenciones está a la orden del día en muchas empresas. Etc. Etc. Etc. Aquí la chulería está bien vista y ser más listillo que nadie mucho más. En España sólo nos pueden ir bien las cosas si vendemos la vaca y/o actuamos con picaresca. Como pasó con el España va bien de Aznar. Barra libre a los constructores, que la gente se enduede hasta las cejas, y vendamos cuanta empresa pública tengamos. Otros países basan su crecimiento en otros parámetros, pero para eso se nos olvida lo maś importante: la gente.
Como muestra vale un botón: la puntualidad. La cantidad de lios y discusiones que he tenido y tendré con algunos amigos por la puta manía de no llegar a tiempo a las citas a las que uno mismo se comprometió. Pero es un tema sin solución. No hay forma humana posible de que el español medio llegue a tiempo a una cita. Un familiar mio estuvo en Holanda con su pareja de vacaciones y fueron a tomar un tren y el tren cerró las puertas tan puntualmente que mi familiar entró y su pareja se quedó fuera y eso que iba a un metro detrás de él. Nos puede parecer exagerado pero el tren no tiene por qué salir ni un segundo tarde porque a un viajero no le dé la real gana de levantarse del banco a tiempo. Que se quede en tierra.
En fin, que si los políticos alemanes vienesen a gobernar este país no iban a conseguir mucho porque el pueblo no iba a estar a la altura. Tenemos que ser nosotros quienes lo hagamos.