"Lares de mis antepasados, sálvadme: vosotros sois los mismos
Que me criaron, un chiquillo corriendo delante de vosotros.
No sintáis vergüenza por estar hechos de madera antigua:
Así erais cuando vivíais en casa de mi abuelo.
En aquellos tiempos se mantenía mejor la fe, cuando un dios de madera
Pobremente vestido, se guardaba en un estrecho nicho.”
(Tibulo, elegía 10, libro II)
La veneración de los dioses del hogar continuó hasta el siglo V d.C., cuando el Codex Theodosianus lo prohibió expresamente:
“Ninguna persona, de ninguna clase u orden, ya sean ciudadanos o dignidades, ocupe una posición de poder o haya revestido tal honor, sea poderoso por nacimiento o humilde en linaje, posición legal y fortuna, sacrificará una víctima inocente a imágenes sin sentido en ningún lugar y en ninguna ciudad. No venerará, mediante sacrificios más ocultos, su lar con el fuego, su genius con vino, sus penates con fragancias; no encenderá fuegos en su honor, no colocará incienso delante de ellos ni colgará guirnaldas para ellos”. (Código, Teodosiano, XVI; 10,12)
Yo propongo una moción para que el hombre del tiempo no tape las Baleares con el cuerpo cuando explica el clima de España. Jode bastante, tener que esperar al final, para ver si nos toca un solecito o una nube.
Que me criaron, un chiquillo corriendo delante de vosotros.
No sintáis vergüenza por estar hechos de madera antigua:
Así erais cuando vivíais en casa de mi abuelo.
En aquellos tiempos se mantenía mejor la fe, cuando un dios de madera
Pobremente vestido, se guardaba en un estrecho nicho.”
(Tibulo, elegía 10, libro II)
La veneración de los dioses del hogar continuó hasta el siglo V d.C., cuando el Codex Theodosianus lo prohibió expresamente:
“Ninguna persona, de ninguna clase u orden, ya sean ciudadanos o dignidades, ocupe una posición de poder o haya revestido tal honor, sea poderoso por nacimiento o humilde en linaje, posición legal y fortuna, sacrificará una víctima inocente a imágenes sin sentido en ningún lugar y en ninguna ciudad. No venerará, mediante sacrificios más ocultos, su lar con el fuego, su genius con vino, sus penates con fragancias; no encenderá fuegos en su honor, no colocará incienso delante de ellos ni colgará guirnaldas para ellos”. (Código, Teodosiano, XVI; 10,12)
Larario, casa de los amorcillos dorados, Pompeya