No quiero fastidiarles el viernes, pero tengo una mala noticia: no estamos entre los países más competitivos del mundo. Bueno, qué le vamos a hacer, no se puede tener todo, no queramos ganar el Mundial y encabezar el ranking de competitividad en el mismo año. Pero como somos un país ambicioso ya hemos recogido el guante: a partir del próximo año escalaremos puestos en la lista. Y lo haremos gracias a la reforma laboral, que ayer por fin quedó cerrada...
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