Al hilo del revuelo montado con el sistema Sitel, he recordado una vieja historia que pudo cambiar el curso de la historia de España en muchos sentidos, partiendo de la premisa que el conocimiento es poder y el espionaje siempre ha existido. Para situarnos en contexto, el origen de la actual Telefónica se situa en 1924, bajo el mandato de Primo de Rivera y desde sus principios, la sombra del espionaje siempre planeaba sobre las comunicaciones telefónicas. La dictadura otorgó al coronel Behn y a la empresa ITT el monopolio CNTE (Telefónica).
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