Al final, sólo acudieron unas 300 personas a la... ¿manifestación?... organizada por Ryanair, que además acabó fatal. Es lamentable que haya gente dispuesta a ir a montar un numerito callejero a cambio de un billete de avión, pero tranquiliza que en una ciudad como Barcelona (unos 2 millones de habitantes) hayan reunido a tan poca gente. Parece que, después de todo, la gente es más decente de lo que pensamos. Un motivo más para confiar en la humanidad. :)
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