Ciertos síntomas indican que los mercados inmobiliarios europeos empiezan a asemejarse al japonés. En el país nipón, las tasas de rentabilidad inicial se mueven entre el 3% y el 4%, tan bajas que desaniman a los europeos. En el Viejo Continente, la rentabilidad apenas deja un diferencial de 100 o 200 puntos básicos sobre los bonos a largo plazo. No es una diferencia demasiado grande. Europa tiende hacia unos rendimientos cada vez menores. ¿Cuánto tiempo puede durar esta trayectoria?
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