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Historias de delincuentes disfrazados

Mario Pacheco, El Cocacolo, atracaba con su comitiva las casas que sus ingenuas víctimas le abrían viendo sus uniformes de policía. Jorge García, un empresario de 32 años, quiso hacerse rico extorsionando en nombre de ETA y cobrando los chantajes en el cuarto de basuras de su propio edificio. José Manuel Quintía, Capitán Timo, se vestía de militar de alto rango para prometer a sus víctmas jugosos negocios, como la venta de gafas de sol a Defensa. Son las historias de timadores que se valieron de un disfraz para conseguir dar el palo.

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