En los últimos tiempos se está comentando bastante la posibilidad de prohibir el uso de las bombillas incandescentes "clásicas". La razón: que son muy poco eficientes desde el punto de vista energético. Pero, ¿por qué prohibirlas? El argumento que se da para prohibirlas es que las medidas clásicas para que la gente las sustituya de manera natural no funcionan. Y entonces, ¿por qué no lo hacemos? Porque la prohibición estricta tiene dos problemas: la reducción del bienestar, y la desaparición del estímulo a innovar...
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