Historia de William Henry Ireland, falsificador. (c/p) ...“Daría con gusto la mitad de mi biblioteca a cambio de su firma”, le oyó decir. Obedecer es la primera obligación de un buen hijo, así que el muchacho cogió la pluma, mojó la punta en una curiosa tinta marrón y comenzó a escribir. Ciento setenta y ocho años después, William Shakespeare había formalizado un nuevo contrato.
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