El polvo, el humo y el hollín que cubren a la atmósfera formaron esta mañana un curioso filtro que permitió que los habitantes de la capital miraran de frente hacia el sol, e incluso que lo fotografiaran. "La capa contaminante funciona como un tamiz artificial que se coloca en el ambiente", explicó Alberto Mansilla, director del Observatorio Astronómico de Ampimpa. El experto describió que las partículas en suspensión son finas, densas y oscuras. "Por eso, el tamiz es más espeso", añadió.
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