El conocimiento de la salud ha sufrido grandes cambios, pasando de la visión del médico como única fuente de información a la inmediatez del acceso a internet. Confiamos en la red para buscar una respuesta acorde a nuestras expectativas, ya sea en un vídeo corto, un tuit viral o una historia de Instagram. Sin embargo, esta inmediatez tiene su lado oscuro –y a veces siniestro– cuando ayuda a difundir información no contrastada, o directamente mal intencionada. Tengamos en cuenta que los bulos corren mucho más rápido que los hechos.
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