Hace 13 años | Por zynda a strangehorizons.com
Publicado hace 13 años por zynda a strangehorizons.com

Artículo que nos invita a reflexionar acerca de la remota y soñadora posibilidad de que la primera civilización en la Tierra no hubiera sido la humana. Se usan como ejemplos para dicha hipótesis descubrimientos recientes que nos han hecho replantearnos la inteligencia de los animales a lo largo del último par de décadas. Traducción en los comentarios 1 al 3.

Comentarios

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Las lanzas fueron desarrolladas porque eran más largas que nuestros propios brazos y había una menor posibilidad de resultar herido cuando podías golpear desde lejos.

Curiosamente, sólo recientemente se ha descubierto que las lanzas no son una invención exclusivamente humana.

En el 2005, investigadores comenzaron a documentar que chimpancés en Senegal hacen y utilizan lanzas para cazar gálagos difíciles de alcanzar. Trae a la mente la historia de literatura fantástica Lord Dunsany, en la cual un cazador descubre un primate peculiar que ha dominado el fuego; como resultado de este comportamiento "humano" el cazador decide no dispararle.

Así pues ¿qué ocurre con nuestros teóricos cazadores del Cretácico? Si usamos nuestro propio ejemplo como referencia, el progenitor de una dinocivilización habría sido probablemente un depredador pequeño, veloz, de sangre caliente que no podría competir físicamente con monstruos mayores. Como con los cuervos y chimpancés de hoy en día, la necesidad habría forzado la innovación. El uso de herramientas estimula el desarrollo del cerebro, el cual a su vez fomenta herramientas más elaboradas. Y un dinosaurio más pequeño es más difícil de encontrar para futuros arqueólogos, menos probable que deje restos. Los dinosaurios pequeños son engullidos totalmente.

Pretendamos por un momento que semejante descubrimiento realmente tiene lugar. En algún sitio en China o América del Sur, un poblado de 66 millones de años es desenterrado. Salen a la luz joyas de huesos y posiblemente artefactos religiosos. ¿Cuáles serían las repercusiones de semejante hallazgo?

En pocas palabras, sería devastador en muchos aspectos. La noción de un "Adán y Eva reptilianos" herirían la sensibilidad de la base religiosa; la serpiente parlante del Génesis de repente tiene un trasfondo complicado. Lejos del villano enroscado alrededor del Árbol del Conocimiento, es su legítimo heredero.

Modelos científicos de la evolución de la vida lo tendrían más fácil para adaptarse, sospecho. Nuestra idea de la inteligencia animal ha vivido numerosas mejoras en el último par de décadas. Los biólogos evolucionistas a regañadientes un hueco para la precuela acerca de cómo surgió la conciencia en la Tierra. De hecho, el florecimiento de vida inteligente no una, sino dos veces, en la historia de la Tierra haría las civilizaciones extraterrestres mucho más plausibles.

No obstante, habría mucha resistencia. Hay algo repugnante en la noción de la humanidad como el "segundo intento" de la civilización. Nos rebaja aun más de nuestro engreimiento. Al principio fue la introducción del modelo heliocéntrico de astronomía, echando a la Tierra del centro del universo. Luego vino Darwin, colocándonos como un saliente del reino animal.

Si una especie inteligente constructora de pueblos fuera efectivamente descubierta, nos convertiríamos en algo aun menos "especial" según ciertas valoraciones. Algunos lectores de Last and First Men de Olaf Stapledon están inquietos por la inmensa cronología que inventa, en la que la humanidad no es más que una de las dieciocho variedades conscientes. La continuación de Stapledon, Starmaker, disminuye esa inmensa secuencia temporal a un punto en la historia del universo. Una cultura pre humana ofendería a algunos de la misma manera.

Así que también se resentiría el significado filosófico de conciencia. ¿Por qué se apagaría una civilización en vías de expansión para empezar? Si pudieron haberse extinguido tan fácilmente, ¿qué hay de nosotros?

La idea de un dinosaurio inteligente es con toda probabilidad un sueño extravagante. Dale Rusell mismo lo dijo "El 'dinosauroide" era un experimento para pensar, basado en una tendencia general observable relativo al tamaño del cerebro en vertebrados terrestres a lo largo del tiempo geológico, y la enérgica eficiencia de una postura erguida en animales bípedos de movimiento lento. Me parece que tal especulación sigue siendo admisible, en particular referida a configuraciones anatómicas no antropoides. Sin embargo, he decidido no publicar el ejercicio por los efectos dañinos que podría haber tenido en la credibilidad de mi trabajo en general. La mayoría de la gente permaneció educada, aunque hubo reacciones hostiles de parte de los puntos de vista 'ultra-cuantitativos' y 'ultra-intuitivos'."

No queda ningún dato científico para la dinocivilización. Aun si tuvieron éxito, los dinosaurios probablemente fracasaron en alcanzar algo que se asemejara al progreso tecnológico que incluso nuestros antepasados de la Edad de Piedra lograron.

Pero... ¿no sería guay si estuviéramos equivocados?

z

Me decepciona sobremanera la actitud de los usuarios de Menéame, como se puede votar negativo una noticia sin siquiera pararse a leerla.

Lo primero, el artículo es una reflexión; ni el autor del mismo, ni yo tampoco por supuesto, creemos que hubiera ninguna dinocivilización, pero me parecía un artículo lo suficientemente interesante por los argumentos y ejemplos de los que hace uso.

Soy redditor habitual y hacía poco tiempo que me registré en Menéame, con la esperanza de participar en un sistema de noticias similar a Reddit/Digg pero en castellano. Ahora bien, visto lo visto me da que poco voy a querer enviar si esta es la tónica general.

En fin, no sé ni para que me molesto...

z

Increible como en apenas dos minutos has sido capaz de leer la noticia entera o su traducción.

Que rápidez tenéis algunos para votar negativamente un meneo sin molestaros en leerlo.

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Traducción:

¿Hubo alguna vez una Civilización de Dinosaurios?

Encorvado en la pradera del Cretácico en una tarde que soplaba una agradable brisa, el grupo de caza se detiene a mil yardas de distancia del Monoclonius. En la dirección del viento desde la bestia, ellos le observan pastar con indiferente tranquilidad. Es un joven de una manada desperdigada, unas dos toneladas y media de mole verde grisácea, y bajo la luz del sol su único cuerno en su morro proyecta una sombra que atraviesa su cara.

Los cazadores escondidos son de color verde pálido, con rayas oscuras a lo largo de sus espaldas. Son bípedos, de unos ocho pies de altura, y sus manos escamosas de cuatro dedos sostienen crueles lanzas. Descendientes desconocidos de lo que los futuros primates llamarán el Saurornithoides, una especie de Trodóntido, son la casta guerrera de su tribu moradora de las cavernas. Los huevos eclosionarán pronto, y habrá muchas bocas hambrientas que alimentar. La caza es esencial.

La bestia astada frente a ellos es incapaz de comprender que está a punto de ocurrir. Durante millones de años ha entendido que los depredadores pueden surgir de los bosques cercanos, y cuando eso ocurre ha de huir. No se da cuenta de la feroz inteligencia que ha florecido a finales del Cretácico.

Los cazadores esperan, manteniéndose agazapados en la alta hierba. De repente un chillido que hiela la sangre estalla desde el otro lado de la manada de Monoclonius. Un grupo colaborador de cazadores está poniendo en marcha la primera fase del plan, surgiendo de su escondite y cargando salvajemente contra los enormes animales. Como era de esperar la sorpresa asusta a la manada provocando una huida despavorida.

Los jóvenes Monoclonius corren hacia los cazadores sin saber que están allí. De pronto sus lanzas surgen desde la hierba, acompañadas de salvajes gesticulaciones y chillonas gargantas escamosas. Los aterrorizados Monoclonius corren para ponerse a salvo hacia un lateral, directos hacia la trampa.

Tan sólo unas pocas zancadas y el suelo se colapsa. La pesada mole del animal se empala en las numerosas picas colocadas la víspera. Mientras se desangra en el fondo del hoyo, lo último que ve es un círculo de cabezas con forma de serpiente agolpadas en la parte superior, siseando victoriosas.

¿Civilización?

Cuando se trata de la pregunta de cuándo evolucionó la vida inteligente en la Tierra, todos los datos disponibles ponen la respuesta en nuestro árbol genealógico, a veces en el último par de millones de años. La civilización humana es la única civilización. Es el zénit de la evolución mamífera; es más, de toda la evolución terrestre.

Pero, ¿y si no fue la primera civilización? ¿Y si hubiera habido una cultura pre humana en los turbios días del pasado de la Tierra, cuando nuestros antepasados chillaban y correteaban por el sotobosque?

La ciencia ficción ha hecho algunos pinitos en este área, desde los "sleestaks" de Land of the Lost hasta los evolucionados "hadrosaurios" del episodio de Star Trek: Voyager. La prehistoria imaginada por Robert E. Howard incluía varios seres reptilianos, los cuales, hemos de creer, descendían de los poderosos saurios. E incluso la ciencia, con cierta ansiedad, ha planteado ocasionalmente un experimento para reflexionar acerca del tema.

Por supuesto, tal y como correctamente señalan los científicos, las reivindicaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias. Por lo tanto, la idea de una civilización de dinosaurios es menos una afirmación y más una oportunidad para la especulación, un ejercicio de estudio sobre si fue o no remotamente posible.

Después de todo, la vida en la Tierra ha existido durante unos 3500 millones de años. Su historia es la ascensión y caída de varias especies, éxito y fracaso. Frente a esta secuencia temporal, la civilización humana es una peculiar anotación a pie de página. Nuestra historia está documentada hasta hace unos 5000 años, y la evidencia sugiere que la civilización - con asentamientos permanentes y agricultura - puede que se remonten al séptimo milenio AC o anterior (Jericó en Mesopotamia y las granjas de arroz/mijo en China). En contraste, los dinosaurios reinaron supremos durante 160 millones de años, maestros incuestionables de la Tierra y una gran historia del éxito de la evolución. Abarcaban desde titanes colosales hasta inquietos ladrones de huevos. Tomaron el cielo y el mar. Eran astutos y bobos, rápidos y lentos, de sangre fría y de sangre caliente.

¿Pudo alguno de ellos haber creado una civilización?

Esta misma pregunta plantea otra. Si los humanos se extinguieran mañana, ¿qué evidencia de nuestra existencia sobreviviría los próximos 65 millones de años?

Alan Weisman trata de resolver esta pregunta en su provocativo trabajo El Mundo Sin Nosotros (The World Without Us). Weisman consultó a gran cantidad de expertos en geología, biología, paleontología e ingeniería. Visitó lugares abandonados en Chipre y la Zona Desmilitarizada de Corea donde, en tan sólo décadas, la naturaleza ha reclamado los viejos hoteles, carreteras y hábitats de la raza humana. En caso de que los humanos desaparecieran mañana, concluye, la naturaleza barrería nuestras obras con alarmante eficiencia. En 500 años los bosques regresarían a nuestras ciudades y suburbios y los consumirían. Los próximos milenios traerían glaciares para echar abajo nuestros logros, aire y agua para erosionarlos, y todo habría terminado con una extraña ironía, puesto que varias de nuestras más modernas creaciones serían las primeras en desaparecer en las fauces de la podredumbre, herrumbre y entropía. Nuestros más antiguos hábitats y materiales - como cuevas, catacumbas y hierro fundido - presentarían la mayor posibilidad de preservación. Largo tiempo después de que Manhattan se hubiera desmoronado, las bocas de incendios se encontrarían destacando en las futuras praderas y desiertos.

Cómo de absoluto sería nuestro borrado está sujeto a debate, y Weisman es el primero en señalarlo. Por ejemplo, se desconoce como de pronto se descompondrían los plásticos en partículas más básicos. El material es demasiado nuevo y tenemos poco con lo que compararlo. Si los antecedentes de la vida son algún ejemplo, algo evolucionaría con el tiempo para tomar hambrienta ventaja de los miles de millones de toneladas de plástico que nuestra civilización ha producido hasta ahora.

Aun así esto casi no viene a cuento. Si estamos postulando una sociedad sauria, no necesita ser una que iguala a la nuestra tecnológica. Nosotros pasamos más tiempo en la Edad de Bronce que en la Edad del Espacio, y significativamente más aun en la Edad de Piedra. El juego de herramientas probado y válido del hacha de sílex y la lanza con punta de hueso funcionaron muy bien durante un largo período de tiempo.

Hoy en día, museos de todo el mundo muestran ejemplos de estas reliquias. Un atlatl puede ser descubierto tras 20000 años enterrado. Pero, ¿y después de 65 millones? ¿En qué momento un cuchillo de sílex comienza a parecerse, bueno, a un fragmento de sílex?

¿Es el sílex siquiera un requisito de la civilización rudimentaria?

Las definiciones de civilización varían, pero generalmente se reconoce como un complejo sistema organizacional diferenciado de la anarquía u "ordinariez". Eleva a sus partidarios por encima de meros carroñeros, rumiantes o cazadores oportunistas. Cultiva el entorno para servir a sus necesidades - mantenimiento de cosechas y domesticación de ganado. Libre del brutal juego de la supervivencia diaria, la criatura civilizada es libre de pensar, soñar, inventar. En pocas palabras, podemos llamar civilización a una manera de desafiar a la naturaleza.

Para los seres humanos, el acto de rebeldía fue esencial. Sin garras, armadura natural o glándulas con veneno, el mono desnudo parecía destinado al victimismo perpetuo. La vida en la pradera de la sabana era brutal, y todo a lo que podían aspirar nuestros antepasados era a reconocer el pelaje de los depredadores ocultos a tiempo para dar el grito de alarma. Esta necesidad, así como la de ahorrar energía, se cree que precipitó nuestra costumbre de estar erguidos, lo que liberó nuestras manos, lo que nos llevó a llenar dichas manos con palos y piedras... lo que finalmente llevó a hoy en día.

De hecho, nuestros antecesores sólo tuvieron unas pocas ventajas minúsculas. Poseían visión binocular frontal; diestros dedos que incluían el pulgar oponible; fuertes habilidades sociales; y un cerebro relativamente grande. Sin semejantes rasgos, manipular el entorno terrestre es inverosímil. Para comparar, delfines y ballenas son animales altamente inteligentes pero están atrapados en cuerpos que hacen la manipulación del entorno casi imposible. Incluso si estamos dispuestos a reconocer que el canto de las ballenas es en cierto modo un lenguaje, nuestros amigables cetáceos no parecen capaces de producir rasgos de permanencia que reconocemos como necesarios para la civilización: lenguaje escrito, cobijos, agricultura, uso de herramientas. Haciendo otra comparación, varios pulpos y calamares son animales complejos y bastante inteligentes, dotados con miembros hábiles e incluso con comprensión para resolver problemas. Sin embargo, con una esperanza de vida de dos a cinco años y con un entorno acuoso como hogar, las posibilidades de una poderosa civilización de moluscos parecen tenues.

¿Pero y los dinosaurios?

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Ciudad dinosauria

Siendo el cerebro de un dinosaurio de un tamaño medio similar a una nuez, las posibilidades de una dinocivilización son bastante deprimentes. La ciencia ficción ha intervenido felizmente, en particular con respecto a esa celebridad de Jurassic Park, el Velociraptor. "¿Muestran alguna inteligencia?" pregunta el paleontólogo Sam Neil a uno de los cuidadores del zoo. La respuesta que recibe es así de espectacular: "Tanto como los chimpancés".

Todo lo que sabemos acerca de los dinosaurios contradice esto. Aunque el tejid

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Aunque el tejido blando de un cerebro no sobrevive 65 millones de años, los científicos han elaborado una forma de estimar aproximadamente la inteligencia de los animales extinguidos. Lo llaman el Cociente de Encefalización (EQ), y proporciona un cálculo de la proporción de masa cerebral respecto al tamaño del cuerpo. Para las criaturas vivas, el EQ parece funcionar: los seres humanos tienen un EQ de entre 5 y 8 (difieren las interpretaciones de la escala), y los anteriormente mencionados delfines (la variedad de nariz de botella) se encuentran en segundo lugar con un EQ de 3,6. Los monos capuchinos poseen un 2,5.

¿Qué ocurre con los dinosaurios? Prepárate para quedar decepcionado: Los triceratops están clasificados con un 0,11, y los cabezas de clase eran los ornitomímidos (0,8 de EQ) y los troodones (0,7 de EQ). Carl Sagan comentaba acerca de este hecho diciendo "Estoy seguro de que el Tiranosaurio era una máquina de matar terrorífica y eficiente. Pero a pesar de su aspecto formidable los dinosaurios eran vulnerables frente a adversarios inteligentes y dedicados - tales como los mamíferos primitivos."

Sin embargo, algunos científicos - incluso Sagan - veían buenas razones para la promesa de dinosaurios más inteligentes que la media.

En su The Dragons of Eden ganador de un premio Pulitzer, Sagan escribe que algunas especies de dinosaurio, concretamente los Saurornithoides, son "interesantes bestias sobre las que especular". Se pregunta ¿de no haber sido por el evento de la extinción habrían continuado evolucionando hacia formas más inteligentes, finalmente resultando en un mundo de Saurornithoides "leyendo y escribiendo libros, especulando acerca de lo que habría ocurrido de haber prevalecido los mamíferos"? Podrían haber considerado que la "aritmética de base 8 era bastante natural, pero la de base 10 un adorno para ser enseñado sólo en las 'Nuevas Matemáticas'"

En efecto, la familia entera de los Trodones muestra una inquietante promesa. Los troodones poseían visión binocular, grandes cerebros respecto a su masa corporal, manos flexibles con garras provistas de pulgares parcialmente oponibles, y largos brazos. Esta promesa fue explorada más a fondo en 1982, cuando el paleontólogo Dale Russel del Museo Nacional de Canadá trabajó con el artista/taxidermista Ron Sequin para inventar el hipotético "Dinosauroide". Al igual que Sagan, el dúo quería especular sobre si los dinosaurios podrían o no haber alcanzado la conciencia de no haber tenido lugar la extinción.

El escritor de ciencia ficción en mi no puede sino evitar darle la vuelta a las cosas. Estoy imaginando una criatura inteligente en el futuro, largo tiempo después de que los humanos se hayan ido, encontrando un cráneo de un mono capuchino y diciendo "Mira, ¡su EQ era tan sólo de 2,5! Con el tiempo puede que hubieran desarrollado una conciencia, pero sin lugar a dudas ningún primate lo hizo. Después de todo, tenemos la colección completa de calaveras de primates: capuchinos, monos araña, lémures y uakaris. Simplemente no eran tan inteligentes."

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Cerebros de aves inteligentes

Los cerebros de los troodones los ponen a la par de las aves modernas. Así que ¿cómo de inteligentes les hace eso?

La expresión "cabeza de chorlito" ya no es el insulto que era. Estudios recientes de aves muestran que pueden ser bastante listas y de recursos, e incluso utilizan herramientas. El cuervo caledoniano es conocido por transformar hojas en "garfios", los cuales luego baja por grietas para sacar sabrosos insectos. Transmite este conocimiento a sus crías.

Los cuervos japoneses han deducido unas pocas costumbres de supervivencia mirando cruces concurridos. Cuando las luces de los semáforos se ponen rojas descenderán en picado y dejarán un fruto seco de cáscara dura en la carretera para que los coches la partan en dos. Durante el siguiente semáforo en rojo, ¡es tiempo de alimentarse!

Investigaciones acerca de las palomas han revelado que pueden memorizar hasta 725 patrones visuales diferentes, e incluso valerse de engaños contra competidores "fingiendo" que han encontrado una fuente de comida (y por tanto llevando a otras aves al lugar), sólo para volver a hurtadillas al verdadero botín. Y los loros son capaces de acumular vocabulario y soltar palabras como un niño.

No está mal para no tener brazos. Y recuerda que el Troodon si los tenía. Largos y hábiles además. Si un cuervo puede ir a pescar con sus patas, ¿es impensable que un dinosaurio de cuatro dedos con un cerebro similar y pulgares oponibles hubiera podido aprender a usar lanzas?

Es más, nuestro pequeño experimento de pensar no está sugiriendo que los conocidos Troodones fueran jamás los precursores de la dinocivilización. Más bien, ¿podría ser que un pariente suyo no descubierto, existente en algún momento del Cretácico tardío, alcanzara la conciencia y los comienzos de la civilización? Recuerda que en tan sólo un par de millones de años los humanos se diferenciaron del resto del árbol de los primates. ¿Acaso no podría una dinocivilización haber hecho lo mismo... antes de que el asteroide apareciera?

En una infame discusión acerca de la evolución entre Simon Conway Morris y Stephen Jay Gould en la revista Natural History, Morris expuso "Al final, creo que una criatura con la inteligencia y conciencia al nivel de la nuestra seguramente habría evolucionado - aunque quizás no a partir de un simio erguido sin cola. Casi cualquier planeta con vida, bajo mi punto de vista, producirá criaturas vivas que reconoceríamos como paralelas en forma y función a nuestros propios seres vivos... si dejáramos a la evolución tomar otra ruta que la que escogió, ¿por qué no admitir (Gould no lo hará) que otro tipo de ser habría evolucionado para ocupar nuestro especial lugar en la naturaleza?"

Gould no estaba de acuerdo. En su libro Wonderful Life escribe "Debemos asumir que la conciencia no habría evolucionado en nuestro planeta si una catástrofe cósmica no hubiera reclamado a los dinosaurios como víctimas." La creencia común de que los mamíferos ya estaban ascendiendo hacia la dominación inteligente hacia el fin del reinado de los saurios es una "ficción", afirma. Los mamíferos habían estado presentes desde el Triásico. Con cuerpos y cerebros pequeños, su ascenso fue mera casualidad, y Gould defiende que de no haber sido por la extinción nuestros peludos progenitores estarían a día de hoy viviendo aun en el sotobosque.

Sin embargo, el otro lado del razonamiento de Gould es que los dinosaurios no habrían desarrollado la inteligencia puesto que "semejante perspectiva puede hallarse fuera de las capacidades del diseño reptiliano." Esta declaración parece basada en la antigua noción de los dinosaurios - que eran esencialmente lagartijas descomunales. Hoy se sabe que algunos cerebros de dinosaurios se asemejan más a los de las aves.

Lo que sabemos acerca de la Era de los Dinosaurios tan sólo refleja lo que hemos encontrado.

Nuestro bestiario de especies de dinosaurios tiene sus orígenes en lo que los paleontólogos criban de las pocas capas de fósiles que conocemos. Los fósiles en sí mismos son afortunados accidentes, casi nunca el destino inevitable de los huesos. Paleontólogos como Zhao Xijin de la Academia China de Ciencias estima las posibilidades de que un hueso de dinosaurio se convierta en un fósil en una entre un millón.

La inmensa mayoría de los esqueletos de ayer están perdidos para siempre, roídos por carroñeros, rotos por los elementos, disueltos por tierra que es demasiado ácida, o enterrados en algún lugar lejos de las máquinas excavadoras de los seres humanos. Debe ser aceptado que nuestra colección de fósiles representa una fina fracción de las especies que existieron. Es como un gran juego de lotería, cuyo premio final es la inmortalidad en un estante de un museo.

Cuando nuevas especies de dinosaurios son descubiertas, esto amplía nuestro panorama del mundo prehistórico.

En el desierto de Níger en el año 2000, los paleontólogos Paul Sereno y Stephen Brusatte de la Universidad de Chicago descubrieron dos carnívoros completamente desconocidos. Uno de ellos tenía gruesas estructuras óseas en su cara, la cual Sereno cree que se utilizaba en competiciones de golpes de cabeza para la dominación. El conservador del Museo de Campo Peter Makovicky comentó el hallazgo diciendo "Es un importante trozo en tiempo geológico y aún no comprendemos enteramente como los dinosaurios de los continentes del sur estaban evolucionando entonces."

Un reciente hallazgo en China ha sido apodado la "ciudad de los dinosaurios" con al menos 7600 huesos desenterrados. Defendido como el mayor descubrimiento de fósiles de todos los tiempos, ha estado revelando especies desconocidas, en particular relacionadas con la conexión dinosaurios-aves.

Nuestra imaginación puede proponer que un equipo arqueológico de con arcos y flechas, alfarería, fogatas, y cimientos de pueblos rudimentarios de la era del Cretácico. Quizás tal y como las figuritas regordetas de la "Diosa Tierra" del Paleolítico haya también un equivalente reptiliano. Un cazador solitario de la dinocivilización, echando en falta a su pareja lo suficiente como para cincelar un retrato parecido en la roca.

Cada nuevo hallazgo amplía nuestro punto de vista del mundo prehistórico. ¿Será alguna vez lo suficientemente amplio como para sugerir el escenario mencionado arriba?

¿Qué conduce a la inteligencia?

A partir de nuestro propio ejemplo, es el hecho de que necesitábamos ser listos. Danos garras afiladas y glándulas venenosas y quizás el impulso de la evolución consciente nunca habría existido.

Lo mismo parece aplicarse para cualquier especie. Los depredadores tienden hacia una mayor inteligencia (respecto a sus presas). El triunfo humano tiene su origen en esta crueldad con pretensiones artesanas. Las lanzas fueron desarrolladas porque eran más largas que nuestros propios brazos y había una menor posibilidad de resultar he

p

#0: Gracias por la currada de traducción.

cat

No. Siguiente pregunta.

Maroto

Había un tío en un foro que sostenía que no solo los dinosaurios eran inteligentes sino que la causa de su desaparición había sido una bomba nuclear que los mismos dinosaurios habían fabricado...

Lo curioso es que en otros temas parecía un tío más o menos normal.

D

¡¡ tu no mami!!

keuper

Vaya paja mental.

A

Inevitablemente he tenido que pensar en el reptil Camps y en la Vívora de Madrid.